Los Seis tienen un sexto sentido para detectar peligros y riesgos ocultos o inesperados. Actúan y reaccionan movidos por una sensación de inquietud y ansiedad. Pueden mostrarse escépticos y tienden a pensar en términos de "sí, pero..." y "¿y si...?". Están muy pendientes de cuestiones de confianza, responsabilidad y lealtad, y sienten una necesidad innata de sentirse seguros y de pertenecer.
Cuando su nivel de integración es bajo, pueden volverse paranoicos y tender a reaccionar de forma exagerada desde un lugar de inseguridad. Su lealtad se transforma en dependencia, quejas e hipersensibilidad.
En cambio, cuando alcanzan un alto nivel de integración, los Seis sanos son autosuficientes y tienen los pies bien plantados en la tierra. Irradian confianza y valentía a quienes los rodean, y poseen la resiliencia necesaria para enfrentar lo inesperado y amenazante sin volverse reactivos ni dejarse dominar por el miedo.
El tipo 6 ala 7 del Eneagrama recibe la influencia de los tipos adyacentes en el círculo, en particular del Tipo 7. Esta ala de "vecino cercano" aporta un toque de alegría extrovertida, optimismo y creatividad a la naturaleza leal y en busca de seguridad del Tipo 6 central. Si bien el tipo central se mantiene sin cambios, el ala puede brindar un conjunto de recursos y características que resultan útiles en ciertos momentos, según la situación.
Para las personas del Tipo 6 ala 7, la capacidad del Siete de ver las cosas desde múltiples perspectivas puede ayudarles a ser más innovadores y menos propensos a imaginar el peor escenario. El ala también los invita a confiar más en la bondad ajena y a tomarse la vida con más ligereza, siendo capaces de reírse de sus propios miedos. No obstante, el ala también puede presentar algunos desafíos, como evitar enfrentar los problemas que tienen delante, buscar escapar hacia ideas o planes para posponer la acción, y correr el riesgo de retirarse de la vida o distraerse con cosas triviales por temor al dolor.
Comprender y conectar con nuestras dos alas puede ayudarnos a ampliar nuestra perspectiva y enriquecer nuestro repertorio emocional y conductual. Al inclinarnos hacia nuestras alas, ya sea hacia un lado u otro, podemos desarrollarnos y crecer de maneras que nutran nuestra vida personal y profesional. Ya sea que un ala nos resulte más familiar o predominante, o si optamos por equilibrar ambas, el Eneagrama ofrece una forma de entender la tensión y las influencias que actúan sobre una persona cuando se siente estancada, y crea la posibilidad de replantear su dilema como una oportunidad de desarrollo.